Te imagino

Ya no hay más que hablar, sugiere este largo silencio entre los dos. La fría brisa me hace sentir un cosquilleo pero tú permaneces inmóvil, como si pasara a través de tu cuerpo. Diría que estas muerta si no te viera inflar levemente cada vez que dejas entrar aire a tus pulmones. Pero lo sé, ya no hay más que hablar y ni lo intento, lo acepto, y veo que no estás pensando; cuando lo haces miras fijamente algo, y ahora la corriente del rio, las piedras, los arboles, y las nubes te distraen de hacerlo.

Tampoco quiero estar pensando pero no puedo, no puedo dejar de pensarte, y odio esto, odio pensar tanto en ti, no me gusta ni siquiera pensar que pienso tanto en ti. Me controlas sin saberlo. Seguramente lo has imaginado.

Te imagino imaginando tantas cosas, imaginando como imagino yo las cosas. Quizás imaginamos lo mismo, eso imagino. Te creo cuando me hablas, aunque imagino que no es cierto. Te imagino coloreándome en uno de esos cuadernos en blanco, pero no imagino los colores.

Ya tengo que irme, tengo algunas cosas que hacer. Dejo de imaginarte cuando miro el reloj. Ya es tarde.